HOW THE KANGAROO GOT ITS POUCH
WHEN THE WORLD WAS YOUNG, the gentle Kangaroo Mother, like all mothers, was always looking after Joey, her young baby. Young Joey was like most children. As soon as his mother turned her back, he disappeared and Joey’s mother had to look for him.
One day, as the gentle Kangaroo Mother was in the plains feeding and looking after young Joey, a weak, old wombat came. He said: “I am weak and old. I am blind. I haven’t got a friend in the whole, wide world and I haven’t eaten, or had anything to drink, in days!”.
“Ooh!”, said the gentle Kangaroo Mother. “Why don’t you cheer up? It could be worse!”.
“What?”, said the weak, old wombat. “Didn’t you hear me? I am weak and I am old. I haven’t a friend in the whole, wide world. I haven’t eaten or had anything to drink in days!”.
“Alright”, said the gentle Kangaroo Mother. “I’ll be your friend and take you to some nice, cool water. Hold my tail!”.
When they got to the water, the weak, old wombat drank… and drank… and drank. He was very, very thirsty.
When he finished, the Kangaroo Mother said: “Hold my tail again and I’ll take you to some nice green grass!”.
They got to the grass, and the old wombat munched away.
Suddenly, the gentle Kangaroo Mother stood up. She remembered her Joey and returned to the plains where she had left him. Sure enough, her young Joey had disappeared!
The desperate Kangaroo Mother had to search everywhere for her Joey. She searched all over the plains, up and down the hills and around the bushes. She went in and out of the caves and she asked the other animals if they had seen her Joey, but nobody had.
She was about to panic when she finally found him, safe and asleep, under an old tree. The Kangaroo Mother woke her baby up. Then together they went to where she had left the weak, old wombat. They had to go very slowly. In those days, kangaroos did not have pouches and young Joeys could not jump as far or as fast as their mothers could.
It took them a long time to cross the plains, but when they got there, the weak, old wombat was nowhere. He had completely disappeared.
They searched everywhere for him, but they could not find him. In the end, the gentle Kangaroo Mother said: “The wombat must have gone home!”.
However, the Kangaroo Mother didn’t know that the weak, old wombat was not a wombat after all. He was Biamee, the Creator Spirit, who came down to Earth to find the gentlest creature here.
Biamee found her, of course, through the gentle Kangaroo Mother’s kindness to him. Biamee gave her a bag in reward. The Kangaroo Mother tied it around her waist. Then, Biamee, the Creator Spirit, turned it magically into a pouch.
Young Joey now had a pouch where he could peak out and see the rest of the world. Or he could hide really quickly in the safety of his mother and fall asleep in his mother’s warm pouch.
When the Kangaroo Mother thought about her pouch she said: “This really isn’t fair! I am the only kangaroo with a pouch. What about my cousins and relatives? What about the wallabys, and the rat kangaroos?”.
Biamee agreed with the Kangaroo Mother and, because she thought of others, Biamee allowed pouches to grow on all the gentle marsupial mothers throughout the whole world.
So, because of that gentle Kangaroo Mother’s kindness, all the kangaroos received pouches, way back when the world was young.
¿POR QUÉ EL CANGURO TIENE BOLSA?
CUANDO EL MUNDO ERA JOVEN, la gentil mamá canguro, como todas las madres, estaba siempre cuidando a Joey, su pequeñín. El pequeño Joey era como la mayoría de los niños. En cuanto su madre se volvía, él desaparecía y la mamá de Joey tenía que buscarlo.
Un día, un viejo y débil wombat llegó y dijo: “soy viejo y estoy débil. Estoy ciego, no tengo ni un amigo en todo el mundo y no he comido ni bebido en días!”
“Oh!” dijo la gentil mamá canguro. “ ¿Por qué no te alegras? Podría ser peor”
“¿Qué?”, dijo el Viejo y débil wombat. “¿No me has escuchado? Soy viejo y débil. No tengo ni un solo amigo en el mundo. ¡Ni siquiera he comido ni bebido en días!
“Muy bien” dijo la gentil mamá canguro. “Seré tu amiga y te traeré agua fresquita. ¡Sujétate a mi cola!
Cuando llegaron a donde tenía el agua, el débil y viejo wombat bebió … Y bebió…y bebió. Realmente estaba muy, muy sediento. Cuando terminó, la mama canguro le dijo:
“ Agarrate a mi cola de Nuevo y te llevaré a que comas hierba fresca”.
Llegaron a donde había hierba y el viejo wombat comío bastante. De repente la gentil mamá canguro se acordó de Joey y volvió a las llanuras.¡ Creía que su pequeño Joey había desaparecido! La desesperada mama canguro buscó por todas partes a su Joey. Subió y bajó colinas. Entró y salió de las cuevas y preguntó a otros animales si habían visto a su Joey, pero nadie lo había visto. Finalmente lo encontró, dormido, debajo de un viejo árbol. La madre canguro despertó a su pequeño. Luego juntos fueron a dónde había dejado al viejo y débil wombat.
Tenían que ir muy lento. En aquellos días, los canguros no tenían bolsa y los pequeños Joeys no podían saltar tan lejos o rápidos como sus mamás. Cuando llegaron allí, el débil y viejo wombat no estaba por ningún sitio. ¡Había desaparecido!. Lo buscaron por todos sitios pero no lograron encontrarlo. Al final, la gentil mamá canguro dijo: “ EL wombat debe haberse marchado a casa”.
Sin embar4go, la mamá canguro no sabía que el débil y viejo wombat no era realmente un wombat. Era Biamee, el Espíritu Creador, que había bajado a la Tierra a encontrar a la criatura más gentil que había aquí. Biamee le dio una bolsa como recompensa. La mamás canguro se la ató alrededor de su cintura. Después, Biamee, el Espíritu Creador, se convirtió mágicamente en una bolsa.
Ahora el pequeño Joey tenía una bolsa calentita donde estaba seguro y podía dormir. Entonces la mamá canguro dijo: “¡Esto no es justo! Soy la única canguro con bolsa. ¿Y qué pasa como mis primos y familiares? ¿Qué hay de los ualabíes? ¿ y de los canguros rata?”
Biamee estaba de acuerdo con la mamá canguro y les concedió bolsas a todas las mamás gentiles marsupiales en el mundo entero. Así que, gracias a la amabilidad de la gentil mamás canguro, todos los canguros tuvieron su bolsa cuando el Mundo era joven.
Drawings by Lidiya Yohan Tsolova: